martes, 3 de julio de 2012

Cómo entender a Haruki Murakami en 10 cómodos pasos

Hoy vengo a hablaros de Haruki Murakami, el autor de moda, ése cuyos trabajos tanto os gusta mostrar como quien no quiere la cosa en el metro mientras os ajustáis las morrocotudas (grandioso apelativo a reivindicar) gafas de pasta, y calculáis si tenéis suficiente dinero para que, poco después, os atraquen en el Starbucks y toda la gloria, la pompa y el laurel sean vuestros. Por lo tanto, igual os habéis leído alguno de los libros a comentar, e igual este artículo, por fin, no va a caer en saco roto. Es un motivo de celebración, pero que igual se indispone con la idea que tengo de cara a enfocar la empresa. Aún así, por si alguien no ha leído nunca a este escritor japonés y tiene interés de meter baza en la próxima conversación que medie entre cappus y moccas, ahí va una Guía paso a paso para entender a Haruki Murakami. Desinhibida, desinteresada y desengañada, dirigida tanto a vosotros como a los adolescentes angustiados que seguís siendo. 

"Cómo no, también me gusta el jazz"
  
  -PASO 1: No te cabrees con el protagonista de la novela de turno, aunque cueste. Es una verdad sintoísta que el personaje que lleve el peso de la acción siempre ha de ser soso, soseras, sosísimo; un tipejo tan normal y tranquilo que, opositando contra toda la esquizofrenia onírica que inexorablemente le rodeará, va a conseguir sacarte de quicio. Tengo, Tooru Okada, Kafka Tamura, el petardo de Tokio Blues... todos se pasan las páginas como alelados, amodorrados, más inexpresivos que Keanu Reeves y Ryan Gosling jugando a aguantarse la mirada. Como honrosa excepción, eso sí, tenemos a la heroína de 1Q84, Aomame, una gran creación literaria, indiscutiblemente.
  -PASO 2: Moléstate en conocer a los personajes secundarios. Ellos son realmente la salsa de todo el imaginario del autor, entes de carácter errático e impredecible y poseedores de un encanto tan bizarro como fascinante, no limitado (no siempre) a decir frases molonas que no significan nada. Tenemos al viejo autista que habla con los gatos y a su joven discípulo Hoshino en Kafka en la orilla; a la absolutamente encantadora May Kasahara en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, al pérfido y listísimo agente literario de 1Q84, a la sombra del protagonista de El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas... entre muchos otros ejemplos.
  -PASO 3: Haz oídos sordos de esa falacia conocida como "el universo Murakami", tan sensacionalmente extendida. Supuestamente en él se enmarcan todas las historias, o lo que sean, del escritor y, bien, eso es una chorrada. Algunas novelas comparten personajes y épocas, como Crónica del pájaro que da cuerda al mundo y 1Q84 con respecto al entrañable Ushikawa y a la década de los 80, pero esto no es más, creo yo, que un aspecto anecdótico. A no ser que consideremos el prolongado consumo de estupefacientes y las imprescindibles idas de olla como suficientes para conformar un "universo".

La rata simboliza lo que es obvio

  -PASO 4: No esperes que todos los misterios con los que te va obsequiando cada historia se resuelvan. En el mejor de los casos, si se da alguna explicación, es una muy vaga y muy proclive a que pienses que te están tomando el pelo, en plan "Claro, esto es así porque Fulanamamoto ha arrastrado a Menganokuchi a otro plano de la existencia, al que sólo se puede acceder desde el fondo de un pozo escanciado con leche de yak mientras reproduces al revés todas las canciones de las Nancys Rubias... qué mono que tengo, tú".
  -PASO 5: Piensa que todo parece siempre más complicado de lo que es en realidad. Observadas desde una específica, y muy cómoda, perspectiva, todas las rarezas y absurdeces de los argumentos de Murakami son metáforas pasadas de rosca que enmascaran una trama sencilla y reconocible para todos los seres humanos. El ejemplo más claro, y más cómodo, es Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (la última vez que transcribo su título completo), que nos narra, básicamente y eso quiero pensar, los sentimientos de un hombre al que su mujer le ha abandonado, y trata de sobrellevar su soledad metiéndose en las drogas. No hay más. Si partes de esto y te limitas a disfrutar de la magia y la poesía que construye nuestro amigo de ojos rasgados a partir de esa situación, ni te cabrearás ni desearás salir disparado a leer una novela de Dan Brown.
  -PASO 6: No hagas ni puto caso de las profecías. Bañar las rebuscadas tramas en el halo de la mística y el milenarismo es una tentación en la que los autores mal llamados existencialistas (con Paulo Coelho a la cabeza del colectivo) suelen caer. En el caso de Murakami esto no tiene la menor importancia, porque en su obra o suelen equivocarse (manda güevos), o te las recuerda amablemente en el momento en que se manifiesta su validez, para demostrar que lo tenía todo pensado. Dicho esto, el uso que hace de las profecías en Kafka en la orilla es una vergüenza. Y punto.

El mejor libro y la mejor portada, y Batman está de acuerdo conmigo

  -PASO 7: Has de saber que Murakami no es precisamente alguien con un estilo reconocible. De hecho, su narración es simple, lineal y entretenida hasta niveles de curso de primaria (supongo que ésa es la razón de que pergeñe best-sellers y no se sonroje por ello). Todo está escrito muy natural y muy tranquilamente, y habría que destacar las, abundantes, escenas de sexo en este punto. La complejidad, pues, no radica en un asunto de forma, sino de contenido. Puedes leer cualquier novela de las suyas de pé a pá sin el más mínimo coste de concentración, distrayéndote incluso y sin que puedas, en lo sucesivo, contestar cómodamente a la pregunta "¿Y de qué iba?".
  -PASO 8: Si eres un tipo culto e instruido, o te las das de serlo, Murakami te va a caer simpático. También si te gustan los gatos. Son incontables las referencias a la cultura popular, en materia de cine, música y literatura, y la muestra específica la obtenemos del subtítulo de Tokio Blues, Norwegian Wood, del que espero no sea necesario aclarar que proviene de una canción de los Beatles. Y por cierto, éste es el peor libro de Murakami con diferencia. También el más normal, no sé si tendrá algo que ver...
  -PASO 9: Disfruta de los diálogos y las reflexiones filosóficas. Murakami es de esos pensadores modernos a los que da gusto leer, porque en verdad elabora pasajes reveladores y genuinos, de ésos que te sacan una sonrisa tipo "Jo, qué bueno, qué listo me voy a volver leyendo esto". Sí, hay una buena cantidad de frases y diálogos dignos de enmarcar, teorías y pensamientos extraídos de la vida cotidiana y que te disparan de golpe, sin que te lo esperes, con la guardia baja entre tanta prosa, en apariencia, normal y tirando a mediocre.

"¿Cómo se llama el país que cuando ríe explota? Ja-¡PÓN!"

  -PASO 10: Sobre todo, disfruta de la atmósfera y de las imágenes. Aquí ya voy a desbarrar un poco. Murakami es a la literatura lo que David Lynch al cine: un escritor muy visual (esperad que me explico), en el sentido de que posee el don de conseguir que unas imágenes muy nítidas se desprendan de la narración y asalten tu cabeza. Unas imágenes, dicho sea de paso, tremendamente bellas y sugerentes, ávidas en melancolía y misterio, parcas en descripciones, impresionistas. Y con las que sientes cosas. El desenlace de El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas (otro título enervante), con el protagonista medio dormido en su coche, al atardecer, escuchando a Bob Dylan. El interludio de Crónica... (esta vez no), con Tooru sentado en el fondo del pozo, una tenue luz sobre su cabeza, reflexionando. 
   Y, especialmente, el inicio de 1Q84. Fue el primer libro que me leí de Haruki Murakami, curiosamente, y con seguridad creo que no podría haber empezado mejor. En él, la ya citada Aomame sale de un taxi en pleno atasco de la autopista y desciende como sin darse cuenta a un nuevo mundo, en el que todo es posible pero no todo tiene una explicación racional. No se me ocurre mejor metáfora para ilustrar la obra de Murakami. A él, seguramente, tampoco.

1 comentario:

  1. Va a parecer que me paso la vida en el blog de tanto comentar -en verdad lo hago...(llanto de niño desconsolado)-, pero es que no puedo pro más que alabar tu ingeniosa obra y rescatar para la posteridad a Menganokuchi, ese ser capaz de hablar español y japonés con acento sureño. No sin decirte que del escritor que nos ocupa sólo me he leído TokyoBlues, por el título y poder decir 'Hey miradme! Leo a Murakami y no juego al golf -ALABADO SEAS SEÑOR!'. Pero es que ese libro me encantó y, aunque lo consideres su peor, debo decir que partiendo de la base de que no te gusta Blade Runner, lo demás me deja un poco insulso. Ahí la llevas malandrín.

    PS: Gran pie de foto con Ralph!! ^^

    ResponderEliminar