Mostrando entradas con la etiqueta Humor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Humor. Mostrar todas las entradas

lunes, 9 de julio de 2012

-Spiderman, cántanos de nuevo ‘La Cucaracha’ +¡Callaos hipoglúcidos!

Visto el percal en el que me veía envuelto por un asuntillo sin importancia, decidí abstraerme del mundo y plantarme contante y sonante en la puerta del cine, poner mi carnet joven en la taquilla y con aire anglosajón del sur de Cádiz decir: -‘Deme usted una entrada para ‘THE AMAZING SPIDERMAN’ por favor.’ +¿Una? –Una  +¿Sólo una? -¿Usted ve a alguien más? +Sí. -Aun así sólo una. +Son 5,70€ -¡Pero eso es un robo! Y ciertamente había un robo en la taquilla de al lado, pero pagué gustosamente y entré en la sala, que estaba oscura y daba miedo, como si Ramón García apareciera mañana en la tele. Un miedo atroz. Pero como sonaba la música de ‘El Exorcista’ me sentí más relajado.



‘Se dice THE AMAZING SPIDERMAN en mayúsculas porque es realmente Amazing. –En serio, David, no sirves para esto. Déjalo. Tómate unas vacaciones. Queda con Jordi Hurtado. Te hará bien.


Total, que me senté y, así como quien no quiere la cosa, se me sientan a cada lado dos parejas, cada una con un bebé (que hay que tenerlos muy cuadrados para llevar a un bebé a ver THE AMAZING SPIDERMAN…si todo el mundo sabe que son más de ‘Green Lantern’), y, no contentos con eso, encima llevan BOLSAS de comida. ¿Habrá algo más mezquino que llevarte una bolsa de comida al cine? Hombre de Dios, hijo de tu madre, que hay gente que quiere escuchar la peli, no a ti rebuscando las chuches, las burguers y preguntándole a tu cari que qué quiere que sea lo siguiente. Pues qué va a querer, TU (PIIIIIIIIIIIIII)POLLA. Yo, en serio, prohibiría las comidas en el cine. Las bebidas no, que dan salud, pero las comidas… ahí está Falete. Al final me senté en otro lado y me centré de lleno en los tráilers… dos españoladas de toma pan y moja, y la cuarta de Bourne…sin Bourne. Pero tiene muy buena pinta, como las migas de mi abuela.

A lo que iba, que me dispongo a ver THE AMAZING SPIDERMAN y resultó ser verdaderamente AMAZING. Os lo digo de verdad, que yo no miento excepto cuando se trata de (PIIIIIIIII)follar. Es verdad que fui a verla única y exclusivamente por el director, Marc Webb, aquel que me hizo reír, llorar, querer, olvidar y mear con (500) Days of Summer, a la que por cierto, se parecen algunas escenas, aunque levemente. O por lo menos yo lo he querido ver así. Y voy a decir una cosa seria: ha captado lo que quiere el espectador. El espectador que va a ver Spiderman, no quiere ver Spiderman, quiere SER Spiderman. Y gracias al uso de la cámara en primera persona, conseguimos ser el héroe enmascarado (tan poco es tan feo el chaval, pero ahora vamos con eso) en momentos determinantes de la película.

A mí ésta me ha gustado más que la primera de la anterior trilogía, más que nada porque, a pesar de que las dos comparten protagonistas femeninas (Emma Stone y Kirsten Dunst) que son ambas unas ‘melafo’ de cuidado, Andrew Garfield está mucho más creíble como el superhéroe que Tobey ‘Caradesapocuandollora’ Maguire.

‘No entendí ‘El árbol de la vida’ y por eso me echáis? +No Tobey, te echamos porque no sabes decir Pijus Magníficus sin reírte. –Sí que sé: Pijus Magníhahahahaah… Mierda’

El chavalín está que se sale y encima en la vida real se tira a la prota, lo que me jodió mucho porque según mi horóscopo puede que encuentre a una mujer maravillosa este mes y ya sé que no es Emma Stone. Pero bueno, siempre me quedará Meryl Streep. Al grano. La peli en el apartado técnico, es tontería decirlo, es sobresaliente, pero no esperábamos menos ¿no? Luego está el, posiblemente, mejor cameo de la historia de Stan Lee en el cine. No os lo destriparé, porque las vísceras de Stan Lee son como las de un ser humano cualquiera, pero el cameo está muy bien. Luego toca hablar del malo, el Lagarto. Yo, aquí discrepo con Marc Webb (Marc forgive me), prefiero a Willem Dafoe como El Duende Verde, pero porque me recuerda a Héroes del Silencio, no por otra cosa. Rhys Ifans, hace lo que puede, pero es que Willem es mucho Willem.

‘Voy a montar una pizzería, y en un alarde de genialidad la llamaré…. EL LAGARTO VERDE. Haremos unas croquetas buenísimas’.

Yo no sé si el resto del mundo estará de acuerdo conmigo tras esta crítica, pero esta Spiderman me gusta más que la anterior, eso ya lo he dicho, pero es que además me recuerda mucho más a la serie que todos veíamos de pequeño (y si no la has visto no sé qué haces yendo al cine a ver THE AMAZING SPIDERMAN) que la anterior trilogía. Y tiene una muerte del tío Ben (¡¡Spoilagahagahahag!! Jamás se sabrá lo que quería decir) mucho más digna y real.

Intenta leer entre líneas… verás píxeles

Lo dicho, si te gustó (500) días juntos, si te mola el pelo de Andrew Garfield, si te gustaba la serie de pequeñito en Megatrix y, sobre todo, si te tirabas a Emma Stone con los ojos cerrados (con los ojos cerrados ella, no tú, que a lo mejor te dan gato por liebre), ve a ver la peli, me lo agradecerás con una  (PIIIIIIIIIIIIII).

PS: Mamada.
PSPS: Quedaos hasta el final de los créditos, es una parte en la que salen letras blancas en fondo negro.

PSPSPS:
Yo iba a hacer un chiste de pósters, pero mi maestra fue Eva Hache

domingo, 17 de junio de 2012

E.T. es lo más parecido al Hombre Mierda que he visto en mi vida

Por una de estas catastróficas desdichas de las que no sabes ni cómo ni cuándo, ni dónde ni por qué, ni si es  Kim Básinger o Basingér, me encontré con que en el Feisbuc unos amigos iban a ir de soslayo a un espectáculo tal que la virgen lloró sangre y Paquirrín trabajó. ¡Qué hombre Paquirrín eh?! Chapeau! Me quito el sombrero ante su soberbio don, porque esto es un don, de no hacer nada, que te paguen y tirarte a la tía más buena que podías imaginar. Y sin defender a los enanos ni nada. Libre, como el pedo nuevo. Libre como, no sé, David Meca salvaje.

Jejejeje ¿Sabéis qué hace en su vida? Nada ¿Lo pilláis? Del verbo nadar JAJAJAJAJAJA No, al manicomio otra vez no!!

Bueno, pues al final resultó que gracias a una página de Internet de la que no diré el nombre (¡pero yo sí, Atrápalo! +¡A que te mato!), conseguí agenciarme una entrada para el show, el cuál consistía en una horaza y media (si digo horaza siguen siendo 60 minutos, pero 60 minutos hechos de 60 segundazos) de monólogo del cómico al que tanto admiro, venero, deifico, rezo e incluso sacrifico algún que otro cani por él, Ernesto Sevilla. Para quien no lo conozca diré que es Ernesto Sevilla (-Ernesto, te presento a quien no te conoce. Quien no le conoces te presento a Ernesto Sevilla). Y ahora que estamos todos presentados diré que a pesar de la turba ingente que allí se aglutinó sin miramientos por el horario infantil ni parafernalia varia, estuve en primerísima fila. Y entonces él llegó con su corcel blanco y su espada en forma de micrófono (Toma metáfora loca ahí, que ni Bécquer vamos) y se dispuso a soltarnos la mandíbula. Y claro, yo estaba en primera fila, y me miró y me sonrió, y,... ¿sabes de esas veces que crees que estás en el momento adecuado y en el lugar adecuado? Pues yo no lo estaba, porque nada más empezar a hablar soltó un gapo que me cayó en todo el ojo izquierdo... aún lo conservo en mi cuarto.

A lo que iba mequetrefes. Que estaba yo disfrutando todos y cada uno de sus gags, de sus historias sin sentido, de su voz que cambiaba de registro como las avestruces, cuando me di cuenta de una cosa: menuda pedazo de tamaña cabeza tiene el tío este, y en cuanto lo dije, empezó a hacer chistes él mismo sobre su cabeza (sobre su cabeza superior, la que tiene el cerebro, que nos conocemos diablillos). Y sentí que entre nosotros había feeling. Bueno, feeling y un escaso metro y medio de aire.

Tengo tal cabeza que al calcular la renta per cápita a mí me cuentan por tres (Esta es  fina eh?)

To another thing, butterfly (traducir para entender la rima graciosa). Yo no paraba de despollarme, cayéndome sobre el escenario, aplaudiendo como una morsa cuando se te queda la risa sorda que no sirve para nada, cuando, sin venir a cuento, el señor mayor que estaba a mi lado, cuyo nombre era Cristóbal, fue requerido al escenario por una simple razón: era igual que Rubalcaba. Pero es que era clavado. Cristóbal era más parecido a Rubalcaba que Rubalcaba per se. Una cosa bárbara. Total que empezaron una serie de chistes, de los cuales algunos ya me conocía por un programa de televisión, el cuál no nombraré (¡pero yo sí, El Club de la Comedia! +Te lo avisé... -AAGHHAGGAHH). Aún así los iba mezclando con partes desconocidas que hicieron las delicias de los que allí nos congregábamos ante un mesías moderno. El monólogo versó sobre temas tan dispares que anexionarlos a buen seguro fue un arduo trabajo ...

...

MENTIRA! El monólogo sí que se sirvió de un montón de temas pero la forma de unirlos es como tener una conversación con tu madre: -Mamá, creo que voy a suspender. +No digas eso hijo, y ¡tápate la boca si sales a la calle!  -Que sí mamá, que me ha salido fatal el examen. +Bueno pues otra vez será, y que sepas que la zanahoria es buena para la vista. Pues más o menos fue así para que me entendáis. Eso sí, habló de política, del fin del mundo, de sus padres, de su infancia, incluso de los extraterrestres, que ya ves tú qué tendrán que ver los extraterrestres con el fin del mundo, porque con política vale, pero con el fin del mundo (Esto es humor inteligente amigos).

E.T. jugando a los marcianitos (Esta es sutil también)

Total, que pasada la horaza y media, y tras haber habido (pongo esto para que no me den el Pulitzer tan rápido) un descanso de 10 minutos en el que se despidió al ritmo de Back in Black de AC/DC, pues subió de nuevo a tres personas del público (entre ellas Cristóbal, que si hubiera llorado, de sus ojos habría emanado whisky) para que cantaran con él, a modo de despedida, la canción de esa palabra que se está perdiendo su uso de forma paulatina: Hijodeputa. Y la cantaron. Y la cantamos. Y David Meca cantó. Y mi gapo cantó.

Mis gafas de natación me dan PODEEEEEEEEER

Pues lo dicho. Si alguna vez podéis, ved algunos de sus monólogos, pagadle a ese hombre para que coma y siga vivo, pueda hacer más monólogos, yo pueda seguir viéndolos, haga otra entrada en este blog, vosotros la leáis, yo os pida que si alguna vez podéis, vayáis a ver algunos de sus monólogos, con lo que él pagará su comida y seguirá vivo, hará más monólogos, yo iré a verlos, y etc, etc, hasta que Paquirrín tras el fin del mundo haga algo y nos dominé a todos.

Y al séptimo día, la genética dijo: 'Con esta familia me voy a despollar'