domingo, 17 de junio de 2012

E.T. es lo más parecido al Hombre Mierda que he visto en mi vida

Por una de estas catastróficas desdichas de las que no sabes ni cómo ni cuándo, ni dónde ni por qué, ni si es  Kim Básinger o Basingér, me encontré con que en el Feisbuc unos amigos iban a ir de soslayo a un espectáculo tal que la virgen lloró sangre y Paquirrín trabajó. ¡Qué hombre Paquirrín eh?! Chapeau! Me quito el sombrero ante su soberbio don, porque esto es un don, de no hacer nada, que te paguen y tirarte a la tía más buena que podías imaginar. Y sin defender a los enanos ni nada. Libre, como el pedo nuevo. Libre como, no sé, David Meca salvaje.

Jejejeje ¿Sabéis qué hace en su vida? Nada ¿Lo pilláis? Del verbo nadar JAJAJAJAJAJA No, al manicomio otra vez no!!

Bueno, pues al final resultó que gracias a una página de Internet de la que no diré el nombre (¡pero yo sí, Atrápalo! +¡A que te mato!), conseguí agenciarme una entrada para el show, el cuál consistía en una horaza y media (si digo horaza siguen siendo 60 minutos, pero 60 minutos hechos de 60 segundazos) de monólogo del cómico al que tanto admiro, venero, deifico, rezo e incluso sacrifico algún que otro cani por él, Ernesto Sevilla. Para quien no lo conozca diré que es Ernesto Sevilla (-Ernesto, te presento a quien no te conoce. Quien no le conoces te presento a Ernesto Sevilla). Y ahora que estamos todos presentados diré que a pesar de la turba ingente que allí se aglutinó sin miramientos por el horario infantil ni parafernalia varia, estuve en primerísima fila. Y entonces él llegó con su corcel blanco y su espada en forma de micrófono (Toma metáfora loca ahí, que ni Bécquer vamos) y se dispuso a soltarnos la mandíbula. Y claro, yo estaba en primera fila, y me miró y me sonrió, y,... ¿sabes de esas veces que crees que estás en el momento adecuado y en el lugar adecuado? Pues yo no lo estaba, porque nada más empezar a hablar soltó un gapo que me cayó en todo el ojo izquierdo... aún lo conservo en mi cuarto.

A lo que iba mequetrefes. Que estaba yo disfrutando todos y cada uno de sus gags, de sus historias sin sentido, de su voz que cambiaba de registro como las avestruces, cuando me di cuenta de una cosa: menuda pedazo de tamaña cabeza tiene el tío este, y en cuanto lo dije, empezó a hacer chistes él mismo sobre su cabeza (sobre su cabeza superior, la que tiene el cerebro, que nos conocemos diablillos). Y sentí que entre nosotros había feeling. Bueno, feeling y un escaso metro y medio de aire.

Tengo tal cabeza que al calcular la renta per cápita a mí me cuentan por tres (Esta es  fina eh?)

To another thing, butterfly (traducir para entender la rima graciosa). Yo no paraba de despollarme, cayéndome sobre el escenario, aplaudiendo como una morsa cuando se te queda la risa sorda que no sirve para nada, cuando, sin venir a cuento, el señor mayor que estaba a mi lado, cuyo nombre era Cristóbal, fue requerido al escenario por una simple razón: era igual que Rubalcaba. Pero es que era clavado. Cristóbal era más parecido a Rubalcaba que Rubalcaba per se. Una cosa bárbara. Total que empezaron una serie de chistes, de los cuales algunos ya me conocía por un programa de televisión, el cuál no nombraré (¡pero yo sí, El Club de la Comedia! +Te lo avisé... -AAGHHAGGAHH). Aún así los iba mezclando con partes desconocidas que hicieron las delicias de los que allí nos congregábamos ante un mesías moderno. El monólogo versó sobre temas tan dispares que anexionarlos a buen seguro fue un arduo trabajo ...

...

MENTIRA! El monólogo sí que se sirvió de un montón de temas pero la forma de unirlos es como tener una conversación con tu madre: -Mamá, creo que voy a suspender. +No digas eso hijo, y ¡tápate la boca si sales a la calle!  -Que sí mamá, que me ha salido fatal el examen. +Bueno pues otra vez será, y que sepas que la zanahoria es buena para la vista. Pues más o menos fue así para que me entendáis. Eso sí, habló de política, del fin del mundo, de sus padres, de su infancia, incluso de los extraterrestres, que ya ves tú qué tendrán que ver los extraterrestres con el fin del mundo, porque con política vale, pero con el fin del mundo (Esto es humor inteligente amigos).

E.T. jugando a los marcianitos (Esta es sutil también)

Total, que pasada la horaza y media, y tras haber habido (pongo esto para que no me den el Pulitzer tan rápido) un descanso de 10 minutos en el que se despidió al ritmo de Back in Black de AC/DC, pues subió de nuevo a tres personas del público (entre ellas Cristóbal, que si hubiera llorado, de sus ojos habría emanado whisky) para que cantaran con él, a modo de despedida, la canción de esa palabra que se está perdiendo su uso de forma paulatina: Hijodeputa. Y la cantaron. Y la cantamos. Y David Meca cantó. Y mi gapo cantó.

Mis gafas de natación me dan PODEEEEEEEEER

Pues lo dicho. Si alguna vez podéis, ved algunos de sus monólogos, pagadle a ese hombre para que coma y siga vivo, pueda hacer más monólogos, yo pueda seguir viéndolos, haga otra entrada en este blog, vosotros la leáis, yo os pida que si alguna vez podéis, vayáis a ver algunos de sus monólogos, con lo que él pagará su comida y seguirá vivo, hará más monólogos, yo iré a verlos, y etc, etc, hasta que Paquirrín tras el fin del mundo haga algo y nos dominé a todos.

Y al séptimo día, la genética dijo: 'Con esta familia me voy a despollar'







1 comentario:

  1. Vaya, pues quería comentar algo, pero no se me ocurría nada... será que estoy en la "etapa Paquirrín" del día, jijijijii.
    No, pero en serio. Me parecen fuera de lugar todos los chistes que haces sobre su persona. Kiko Rivera (su nombre artístico) se merecía el Goya a Mejor Actor Revelación por Torrente 4, y eso lo sabe todo el mundo dentro del mundillo cinematográfico, incluido El Langui.

    ResponderEliminar