viernes, 22 de junio de 2012

Por el culo te la hinco, Telecinco

Existen dos verdades inmutables, axiomáticas y oportunistas dentro de éste nuestro mundillo audiovisual. Una es que nada queda tan bien en una pantalla de cine como la enésima y clásica historia de gángsteres, con sus códigos de honor, sus traiciones, sus disparos a mansalva y sus tacos a bocajarro. No por casualidad la Historia del Cine está repleta de obras maestras cuyos protagonistas comparten el mismo y glamouroso estilo de vida, desde las dos primeras de El Padrino hasta los mejores trabajos de Martin Scorsese, de profesión dios (Uno de los nuestros, Casino, Infiltrados) pasando por las pequeñas y sublimes aportaciones de Brian De Palma, no sólo por Los Intocables, sino también por Carlito`s way o Scarface (me niego a subscribir los títulos con que los traductores españoles, en su infinita sabiduría, mancillaron estas obras). La mafia, el alcohol, las drogas, la prostitución, aquellos emos que surgieron por llevar la contraria en los felices años 20, son todos problemas aún de actualidad y triste vigencia en nuestros días (sobre todo los emos), pero que no podrían estar mejor personificados que por el sacrosanto Al Pacino (el señor que mejor sobreactúa, justo delante de Jim Carrey y meándose en Nicolas Cage), el pequeño Joe Pesci o el pofesional Robert De Niro. También metería a Ray Liotta porque, para una interpretación buena que tiene...

Ejemplo de emo pre-Gran Depresión, pre-Evanescence y pre-ojo vago

   La otra verdad es que el canal de "pago" HBO es lo mejor que hay en la tele actualmente. "It`s not TV, it`s HBO" es su lema, totalmente veraz si tenemos de por medio a toda la ficción española, exceptuando Crematorio, que no vio nadie (y Pepe Sancho nos va a fostiar de inmediato por ello, que lo sepáis), y Cuéntame cómo pasó (a la que se le están empezando a ver las costuras, por desgracia). No seguiré hablando de España por ser respetuoso con el tema a tratar, y es que de las mentes pensantes de esta cadena han surgido joyas como The Wire (serie de obligada pero dificultosa visión para todos aquellos que quieran dedicarse a la escritura de guiones o similares), Deadwood (que la cancelaron porque en EEUU también hay mucho soplagaitas) y, acabáramos, Juego de Tronos, ya reseñada y deificada en este mismo blog. Pero hoy me iba a centrar en otra de esas series que entrañan la causa de que Internet sea tan fundamental para la cultura, la información y la masturbación. Boardwalk Empire.
   Esta joya se vale de un contexto tan atractivo como el tráfico ilegal de alcohol en tiempos de la Ley Seca para desarrollar unos guiones sencillamente perfectos, recitados por el mejor reparto al que se podría aspirar. Encarnando al protagonista, el amo y señor de Atlantic City, Enoch "Nucky" Thompson, tenemos al gran Steve Buscemi, culminando una carrera respetable pero durante la cual siempre había hecho un poco lo mismo, el tonto (como en sus colaboraciones con los hermanos Coen o Michael Bay). Los coprotagonistas son Michael Pitt (proveniente de Funny Games, una película que os recomiendo fervientemente que no veáis), y Kelly McDonald (que enseñaba las tetas en Trainspotting), en los papeles de Jimmy Darmody y Margaret Schroeder. El primero es, al menos para mí y pese a su peinado, el personaje más interesante de todos, un joven de ambición desmedida que tiene por esposa a un ángel bisexual llamado Aleksa Palladino y por madre a una bruja casi tan joven como él (siendo la relación entre ambos una grandísima y retorcida idea).

La fealdad del tipo de la derecha es directamente proporcional a su talento interpretativo

   Empero, esto es la HBO, y hay una ingente cantidad de personajes más allá de los mencionados, los cuales pueden caer mejor o peor o lidiar con tramas más o menos aburridas, pero todos mostrando una caracterización sobresaliente y grisácea, como está mandado. Elias Thompson, hermano de Nucky, como Fredo Corleone pero con mucha más mala leche; el pobre Richard Harrow; Al Capone (uno de los muchos personajes que existieron de verdad); Arnold Rothstein (mi otro personaje favorito, el hampón más cabroncete de todos); Lucky Luciano; el agente Nelson Van Arden (interpretado por ese monstruo de la interpretación que es Michael Shannon); Chulky White (que es negro, jijiji, y el actor es Michael K. Williams, mejor conocido como Omar Little, mejor conocido como una leyenda de la televisión); el Comodoro (padre de Jimmy Darmody y un personaje bastante ridículo, la verdad); y la insoportable Lucy Danziger (cuya anatomía acabarás por conocer mejor que la palma de la mano de las pajas). 
   Una serie así, obviamente, ha gozado con el apoyo de la crítica especializada, sobre todo gracias al piloto, que fue dirigido por Martin Scorsese y costó una millonada. Sin embargo, se comentó mucho que la primera temporada, una vez que el director de Toro Salvaje se limitó a producir, adoleció de bastante lentitud. Para, posteriormente, decir que la segunda temporada fue maravillosa de principio a fin. Bien, ésta es la crítica oficial, aquí voy yo con la mía, que es la que nos importa. ¿Verdad? Verdad.
   El piloto es una maravilla, sí, pero no le hace demasiada sombra a los capítulos siguientes. Hay altibajos de ritmo, sí, hay veces que uno se cansa de tantos personajes y tantas alianzas y traiciones, y hay veces que a los guionistas se les va irremisiblemente la olla (como en el asunto de los enanitos boxeadores, que es digno de David Lynch), sí. Pero, ¿lenta? The Wire es lenta, diantre, y ese aspecto ha sido exaltado siempre como una virtud. Si una serie es lenta, atended, estudiantes de Comunicación Audiovisual y potenciales asalariados del Burguer King, es porque ha de ser así para que los personajes evolucionen y la trama se desarrolle de manera creíble y lógica, sin abusar de golpes de efecto ni, hoy he hecho los deberes, cliffhangers (en los cuales el insigne literato y pensador Dan Brown es todo un experto).

Igual mucho protagonismo no tiene, pero es que es tan bonita...
   Ahora bien, la segunda temporada es flojísima durante su primera mitad, se mire por donde se mire. Todos los personajes están como atontados, al Comodoro le da por tintarse el bigote, y Michael Shannon comparte demasiadas escenas con Paz de la Huerta, (por lo que todos salen perdiendo). Sin embargo, es llegar al ecuador y entramos en una vertiginosa espiral de diálogos antológicos, suspense genuino y violencia visceral, muy en sintonía a los compases finales de las pelis de Coppola y Scorsese. El cine se ha adueñado de la televisión, señores, ahuyentado por el 3D y las sagas crepusculares.
   De hecho el capítulo 11 de esta temporada es, por sí sólo, una de las mejores películas de cine negro de la historia. Centrado en el personaje de Jimmy Darmody y estructurado en un espléndido montaje que combina pasado y presente, dota de sentido al argumento de la serie en su totalidad, y no sólo debería ganar el Emmy o el Globo de Oro, sino el Oscar, directamente. 
   Luego ya, visto el último episodio, sólo me queda alabar por última vez a los guionistas, no solo en cuanto a su habilidad; es que encima tienen unos cojones que ni Tony Montana. Muchos tildarán de locura cómo han dejado el patio en vistas a una nueva temporada (no voy a spoilearos con la condición de que la echéis un ojo en cuanto tengáis oportunidad), que a ver qué hacen para continuar la serie a partir de ahora, pero yo confío ciegamente en ellos, y sé que no me decepcionarán. 
   Así que apagad Telecinco y poneos a descargar cosas de Internet. Seguramente el Gobierno de España no os lo va a agradecer, pero vuestra cultura si lo hará. 

1 comentario:

  1. Yo, manquemepese decirlo, la considero actualmente y viendo el panorama de series españolas que en sus caracteres meten todas las edades (las viejas de Cuéntame, ANHQV O Aída, los niños, los adultos, los treintañeros) y todos los estereotipos posibles habidos, por haber y hasta habiendo (el facha, el progre, el maricón locaza, el cani, la choni, el listillo, las avestruces), la mejor serie actual.

    Todos y cada uno de los personajes han evolucionado de una manera totalmente realista, los diálogos son de los que desprecian medio mundo por no entenderlos ('demasiado enrevesados' dicen...DEMASIADO ENREVESADA TIENES TÚ LA MANO EN LA POLLA CARAJOTE), la ambientación es sencilla pero de una eficiencia casi paradójica hasta el punto de que uno de los capítulos se hizo entero con luz natural y la gente no se dio ni cuenta.

    Y luego vendrá el típico listillo diciendo: 'Pues tenéis que ver The Walking Dead' porque si esto, porque si lo otro....UN WALKING DEAD TE DABA YO A TI, ZOPENCO. Es que es imaginarme las grandes conversaciones que esa serie puede dar: -Oye, tú eres un zombie. +AGHGHASHGA -¿Vienes a matarme? ¬¡Cuidado Joe, tienes un zombie detrás tuya! -Mike, no se dice detrás tuya, se dice detrás deAGHAHGAHAG...

    Total,que yo iba también a hacer una entrada de la misma temática, pero viendo que suscribiría todas y cada una de tus palabras (pies de foto incluidos), pues sólo me queda volver a recomendar fervientemente un 'fuck you' a la Sinde y que os descarguéis con alevosía (no sé a qué viene esta palabra pero queda que ni pinatado por Manet), mínimo, la primera temporada. He dicho.

    PS: Si no dan un premio de interpretación conjunta al reparto por el capítulo 8 de la 2º temp. me levanto y me como un boletus silvestre.

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