Mostrando entradas con la etiqueta Disney. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Disney. Mostrar todas las entradas

sábado, 24 de noviembre de 2012

Frankenweenie y lo nuevo de Tim Burton (por favor, olvidemos Sombras Tenebrosas)


Después del patinazo de Dark Shadows o Sombras Tenebrosas, como prefiráis, Tim Burton vuelve al cine. Y no, no es que haya ido a ver una película (ejem…) sino que ha vuelto. Esto hay que decirlo en voz alta: HA VUELTO. Ha vuelto a conseguir que salga de una película suya con una sonrisa de satisfacción en la cara. Hablo de Frankenweenie, el que es hasta ahora el último trabajo del director de Eduardo Manostijeras, Charlie y la Fábrica de Chocolate, La Novia Cadáver… En esta ocasión Burton ha acudido al stop motion que tan buenos resultados le da. Como un pequeño paréntesis, el stop motion es una técnica de animación que consiste en grabar el “movimiento” de objetos inanimados capturando una serie de imágenes o fotografías fijas y sucesivas alterando entre toma y toma la posición de dicho objeto. Algo muy parecido a la historia que el mismo Burton creó y que fue dirigida por Henry Selick, Pesadilla antes de Navidad.
 
 
Frankenweenie no es un proyecto nuevo para Tim Burton. Ya en 1984 realizó, en su etapa como animador en Disney, un cortometraje de 35 minutos con el mismo nombre. Se trata de la historia de un niño que pierde accidentalmente a su perro (Sparky). El chico, amante del cine y de las ciencias, descubre que puede revivirlo mediante impulsos eléctricos. Es un cuadro ver al animalico lleno de costurones. Pues bien, el largometraje estrenado a principios de octubre es la misma historia –pero con más chicha, hay que rellenar hora y media de película. En el año 2007 Burton firma con Disney la realización del largo y desde entonces ha estado trabajando en este proyecto. Cinco años, para darnos cuenta de lo trabajoso de rodar en stop motion. Aunque, viendo Sombras Tenebrosas, está claro que le dedicó más interés y tiempo a la entrañable historia del perro. Un pequeño apunte, si alguien quiere leer más sobre el argumento de la película sin que le destripen el final cual profesora de universidad que cuenta a sus alumnos cómo acaba una peli sin que diera tiempo a que la vieran, que no lea el artículo de Wikipedia hasta que haya visto la película. Eso sí, quizás le falte a la película el gancho y la ironía que tiene el corto.
 
No me negaréis que es una pocholada
 
Con Frankenweenie vuelve el Tim Burton más auténtico, el de las historias entrañables y los personajes raros (¿a quién no le puede gustar la niña con su gato el Señor Bigotes?). Esa exageración en los gestos, en las caras, en los escenarios… Esa iluminación y ese blanco y negro que tanto nos recuerda al Frankenstein original… Y, por supuesto, esa música de Danny Elfman, el inseparable compositor de las películas de Burton. ¡Qué magnífico trabajo en Charlie y la Fábrica de Chocolate y La Novia Cadáver! Como él mismo reconoce, en el más que recomendable libro Tim Burton por Tim Burton, se nota cuándo pone interés y se siente cómodo con una de sus películas. Y está claro que en esta así ha sido. Ahora unos pocos datos sobre la película: destacan las ausencias de Johnny Depp y de Helena Bonham Carter. Y sobre la taquilla, la película se presupuestó en cerca de 39 millones de dólares. A 14 de noviembre la recaudación en taquilla ya ha superado los 63 millones. Vamos, otro éxito. No es de extrañar que ahora mismo el cine burtoniano es una marca, una forma de hacer cine, pero también una forma de hacer dinerito de ese que tanto gusta al productor, al distribuidor y al exhibidor –que no exhibicionista (lo siento, hacía tiempo que no escribía un chiste malo y me estaba empezando a sentir sucio).
 
Dos de los mejores personajes de la peli: la niña y el Señor Bigotes
 
Frankenweenie, entonces, es una película más que recomendable. Aún están por ver los próximos trabajos de Burton pero no podemos negar que se trata de una joyita dentro de la obra del extravagante director. Aunque, eso sí, quizá se le fue un poquito la olla con los monstruos que van apareciendo y de los que no daré más detalles para no pasarme de spoiler, que para eso ya está Wikipedia y su artículo (léase dos párrafos más arriba). Una película para todos los públicos, sin caer en el sensacionalismo sentimentaloide de Spielberg –serán buenas, pero Los Goonies, E.T y Super 8 tienen unos finales más empalagosos que Mocedades envueltos en algodón de azúcar. Con gags simpáticos como aquel en el que a Sparky se le descose el rabo y cae en un cubo. Así que, al cine a verla. Los diez (me llevan los demonios cada vez que lo pienso) euros merecen la pena. Tim, gracias por volver.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Star Wars ep VII, la Amenaza de Mickey Mouse... Maemía, qué juego de palabras más pésimo...


Una de las noticias más sonadas en el mundo de la industria audiovisual: The Walt Disney Company (Disney, Pixar, Marvel, ESPN, ABC –pero no el periódico, chistaco) ha comprado la empresa Lucasfilm (Industrial Light and Magic, Skywalker sound, LucasArts) por cerca de 4000 millones de dólares. Ya me imagino yo a unos cuantos frotándose las manos con tal fruición que les va a desaparecer la piel de sus apreciadas extremidades (superiores, se entiende). Pero la noticia va un poco más allá. Disney ha anunciado una séptima entrega de la –grandiosa- saga Star Wars. Aquí ya uno empieza a mosquearse. Si George Lucas defecó un poquito sobre Indiana Jones y el –abominable- Reino de la Calavera de Cristal (un poquito de cristal sí que se tuvo que tomar para trabajar en tamaña monstruosidad), no puedo ni imaginar lo que ocurrirá con la saga que encumbró a Lucasfilm a los altares del cine de ciencia ficción.


Por si esto fuera poco se habla de una tercera saga. Lo que sumaríamos al episodio VII los VIII y IX. Vamos a ver, ¿qué necesidad hay? (aparte de que cada vez que se menciona Star Wars hay unos señores a los que se les aparece el símbolo del dólar en los ojos). Los prescindibles episodios I y II ya tuvieron lo suyo, pero continuaron, de una manera u otra, con la línea de la trilogía original (IV, V y VI). El episodio III merece una mención aparte porque es, en mi opinión, la mejor de la última trilogía realizada o, al menos, la más parecida a las películas de Leia, Luke y Solo. Pero, siendo sincero, lo admito, iré al cine a verla. Solo espero que los diez (DIEZ!!!) euros de la entrada merezcan la pena, que Lucas haya aprendido de los errores del pasado –vuelta a Indiana Jones y a la segunda trilogía de Star Wars- y vuelva a hacer la magia que tan bien se le daba en los ’70-’80.


Pero aparte de lo que nos pueda parecer otra prolongación de la saga o una sobreexplotación del producto, no cabe duda de que esta compra va a suponer un gran avance para las dos partes: por un lado, Lucasfilm va a entrar dentro de un conglomerado de magnitudes incalculables, con todo lo que ello supone: medios técnicos y humanos, promoción, una cierta seguridad en el éxito del producto a nivel de taquilla… Y para Disney afianzarse aún más como la primera empresa audiovisual del mundo. Y no nos preocupemos por que Disney “infantilice” Star Wars –un pequeño paréntesis, entre los innumerables títulos producidos o distribuidos por cualquiera de las filiales de Disney encontramos joyas como Pulp Fiction, Kill Bill, Trainspotting o la poco apta para mentes cándidas Saw. Cualquiera que conozca cómo funciona esa empresa va a ver que pondrá a disposición de la saga los mejores profesionales que tengan en nómina. De hecho ya se conoce un nombre para el guión del episodio VII: Michael Arndt, guionista de En Llamas, la segunda parte de Los Juegos del Hambre, ganador de un Oscar por la magnífica Pequeña Miss Sunshine y nominado por la no menos genial Toy Story 3 (¿qué dices?¿que aún no la has visto? Corre a verla…). Aún no se sabe quién va a hacerse cargo de la dirección pero suena con fuerza el nombre de Brad Bird, habitual de Pixar y director de la maravillosa Ratatouille. Ya solo falta que de verdad saquen una buena historia y no se carguen Star Wars. A nadie le gusta ver a Chewbacca llorando. Lo que está claro es el interés económico de Disney en todo esto, no solo en cuanto a los ingresos en taquilla sino a los ingresos que van a recibir con los brazos abiertos por la venta de productos con licencia, vamos, merchandising.

Ya han pasado unos añitos, pero se rumorea que Mark Hamill y Carrie Fisher aparecerán en la séptima entrega
 
En definitiva, que está claro que Disney ya no es el ratoncito amigable por el que nadie daba un duro. Sería más bien un agujero negro que va absorbiendo todo lo que huela a dinero. Pero, por favor, dejemos los clásicos tranquilos porque así están bien. Y lo vuelvo a admitir, veré esa película, pero está claro que, para bien o para mal, va a estar a años luz de la trilogía original. Y, hablando de clásicos, Warner tiene en mente la segunda parte de Casablanca (WTF??!!). Parece ser que el guionista de una de las joyas del cine clásico dejó un manuscrito (cada vez que pienso en esta palabra me imagino a un señor con una larga barba blanca escribiendo en un pergamino… no viene a cuento pero ya hacía tiempo que no se me iba la cabeza) con la continuación de la historia. Volviendo a Star Wars, como aparezca algún personaje como el adefesio de Jar Jar Binks le vamos a poner dos velas negras al responsable de tal delito. Avisado estás.
 

jueves, 26 de julio de 2012

Los Vengadores: Nanananana Spidermaaaan (huy, creo que no era así)



Sí, ya sé que hay una entrada publicada sobre la amazing nueva peli de Spiderman (en esta frase hay un juego de palabras escondido, aunque sintiéndolo mucho no hay premio para quien lo encuentre). Así que no voy a escribir sobre este amazing (perdón) superhéroe pero sí que voy a colgar esta foto porque es muy absurda y muy graciosa. De hecho podría escribir páginas y páginas sobre la dichosa foto porque, reconozcámoslo, da mucha risa. No sé qué es mejor, el sombrero de copa, el bigote postizo o el monóculo (tengo debilidad por los monóculos). Pero si ya leemos el texto es la risión asegurada. Y esas cejas… esas cejas… Demos la bienvenida al paradigma del humor. Vale, quizás no sea para tanto, pero abrir Facebook y encontrarse con esto le alegra la vista a cualquier seguidor de lo absurdo. Pero vamos a lo que vamos: el amazi…vale, vale, ya paro, el maravilloso mundo del celuloide. The Amazing Spiderman mola, pero ya se ha escrito sobre la peli. Así que hablemos sobre otra de superhéroes que ya desfiló hace tiempo por las carteleras de los cines: Los Vengadores.
Músculos, trajes ceñidos, superhéroes, un sinfín de efectos visuales y, sí, cosas que explotan, un reparto lleno de caras conocidas, villanos y monstruos deshumanizados e incluso tiernas historias entre los personajes… Es la clave del éxito (y con mayúsculas). Si a esto le sumamos una puesta en escena impecable, una apabullante campaña promocional y la sensación de que asistiremos a una segunda parte, todo ello bajo uno de los sellos de la primera compañía audiovisual del mundo, nos encontramos con Los Vengadores, basada en la popular serie de cómics de Marvel. Una orgía visual que transporta al espectador –una vez más- a unos Estados Unidos y a un mundo en peligro bajo la amenaza de unos malvados bichos –chitauri- a las órdenes del más malvado si cabe aún líder chitauri que trata de hacerse con el Tesseract (y no, no se trata del motor desarrollado por Hewlett Packard). Para colmo de males, este infame personaje trabaja a través del vil “hermano” de Thor, Loki, cuya máxima aspiración en su vida es, como ya deja ver en Thor –la película- hacerse con el control del planeta Tierra. Por suerte el Gobierno tiene preparado un viejo plan de emergencia ante estas eventualidades por el cual entrarían en acción los llamados Vengadores, es decir, Iron Man, Hulk o Bruce Banner, el Capitán América, Ojo de Halcón, la Viuda Negra y un Thor que aparece, empeñado en desbaratar los malvados planes de su malvado hermano. Pero no nos confundamos, se trata del que podría ser el mejor trabajo de la división cinematográfica de los Estudios Marvel. Una cinta que encandilará tanto a los incondicionales de los cómics como a los que acaban de aterrizar en el mundo Marvel. Y es que esto es Marvel en estado puro. Una película que no desmerece en absoluto a sus predecesoras –a modo de prólogo de Los Vengadores- Iron Man (1 y 2), El Increíble Hulk, Thor y Capitán América, el primer Vengador. En definitiva, se trata de lo mejorcito en cine de superhéroes. Aún más si añadimos que los efectos especiales de la película corrieron a cargo de Industrial Light and Magic (división de CGI y FX de Lucasfilm, con películas a sus espaldas como Star Wars, Indiana Jones, Iron man…) y Weta Digital (y su excelente trabajo en El Señor de los Anillos), además de Legacy y Luma Pictures.



Como era de esperar, reventó la taquilla. Según Walt Disney Pictures, matriz de la que dependen los Estudios Marvel, la recaudación del primer día fue de 80,5 millones de dólares. En la medianoche del jueves, a las pocas horas del estreno, 18,7, algo menos que la otra gran producción del año, la adaptación cinematográfica de la primera novela de Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins. Sin embargo, a 13 de mayo, se ha conocido que Los Vengadores ya ha superado la barrera de los 1.000 millones en todo el mundo, 19 días después del estreno. Hablamos de la cuarta película que más ha recaudado, por ahora, de la historia, después de Avatar, Titanic y Harry Potter y las Reliquias de la Muerte segunda Parte. Pero, cifras aparte, hay que reconocer que el mérito no es solo de su tremenda campaña promocional sino del extraordinario trabajo del equipo artístico y técnico de la película. Sí, se puede hacer cine comercial y de calidad. Show me the money!!!


No quisiera terminar sin antes volver a la imagen del principio. Es la risa, de verdad, llamadme loco pero es la risa. Lo dicho, el paradigma del humor… The amazing photo of Spiderman jajaja… Huy, creo que ahora vienen a por mí…

martes, 19 de junio de 2012

Una brizna de esperanza


Es impresionante como las discográficas tratan una y otra vez de promocionar artistas que normalmente nos dan bastante grimilla y, a pesar de todo, consiguen vender discos como churros. ¿Quién no creyó que Bustamante iba a durar menos que un telediario? Pues, ríos de lágrimas después, sabemos que nunca hay que subestimar a una persona con más aceite en el pelo que Falete en su desayuno. Tras operación triunfo pensamos… bueno, lo peor ha pasado, este fenómeno fan se acabará, las niñas rellenarán las carpetas con ídolos fílmicos y dejarán de torturarnos con “canciones” de que si te quiero pero no me amas, porque el vecino del 4º se ha enamorado de la prima del fontanero, pero yo te idolatro porque es nuestro destino…


El futuro de nuestro mundo está
en sus rechonchas manos.
Niiiiños, niiiiños, futuro, futuro
Pero no, además de las baladas pegajosas del pop chicle más actual, tanto de nuestro país, como de los anglosajones, decidimos que, sí, por una vez queríamos ser multiculturales y aprovechar que compartimos lenguaje con los latinoamericanos para traer lo mejor de sus países. ¿Gastronomía? No ¿Literatura? Tampoco ¿El chavo del ocho? Bueno, eso también, pero ante todo escogimos que entre todas sus maravillosas tradiciones la más adecuada para importar era el reggaetón. Reggaetón, que ya solo el escribirlo suena choni, poquero y te recuerda que son ritmos cansinos, aburridos, repetitivos y que van fuera de toda consciencia haciendo que te muevas. Bueno, que te muevas o restriegues tu trasero como una gata en celo mientras el hombre asiente y da el visto bueno al movimiento sexual (que no sensual) de la chica que bambolea cual stripper sus tetas reprimidas en ropa 7 veces más ajustada de lo necesario, como pide tan claramente la letra.

Que la gasolina, a lo mejor, tuvo su gracia porque fue la primera y tal. Pero yo estoy hasta las narices de que a todo se le llame música, que estamos censurando una canción de Eminem porque dice FUCK y, sin embargo, ponemos a toda leche en las discotecas light otra con frases como “a ver si te depilas hazte algo de diseño”, el cerebro es lo que se debió depilar el autor para escribir estas frases, porque son pura mierda. Y sí, estoy cabreada, que parece que a los niños se les tiene que traumatizar con algo para que crezcan fuertes, pero es que esto es peor que Leticia Sabater y todos sabemos que hace unos años no había nada peor que Leticia Sabater.

Bésame, maromo
Aunque, bueno, siempre queda una alternativa a los jóvenes de hoy en día y es que, en vez de convertirse en “El ReShULiKo QuE TEh RoVAh to’L COrhasON”, pueden optar por los ídolos de masas que fabrica Disney. Actualmente, esta plantilla de minirobots cantantes-actores se encabezan por una chica que está manida a más no poder y hace llorar a las muchachas rezando porque las mire durante un segundo y les quite con un guiño su virginidad de preadolescente. Y no es en plan rollo bollo sino que es Justin Bieber, al cual, fuera de este blog, se le considera un chaval muy guapo, pero aquí no ¿ME ENTIENDES? Que a mí, ni fu ni fa, si no fuese porque ese fanatismo exacerbado me da mal rollo, y lo dice alguien que escuchaba los Backstreet Boys, porque son una maldita secta de locas y como su ídolo diga que dominan el mundo, maldita sea, lo hacen seguro, ya tienen el comercio, los medios y una legión de fans de su lado.

Pero, Youtube, he de decir que he vuelto a confiar en ti tras esta monumental cagada a favor de la creación del próximo dictador mundial. Y es que, de entre todos los grupos y personas que versionan canciones conocidísimas, me he enamorado cual quinceañera de un grupo como Walk off the earth. No os sonaran, pero se han convertido en un fenómeno gracias a su peculiar versión del tema de Gotye, tocando una guitarra entre los cinco componentes del grupo. Y es que, echando un ojo a las demás propuestas del grupo encontramos covers en las que el talento y la originalidad son la base, además de temas originales, proponiendo los vídeos como espectáculo y demostrando que la música no tiene que ser tan seria para ser buena. 


Así que si, como yo, preferís pensar que todavía hay esperanza para la buena música y los jóvenes talentos, si no solo os conformáis con escuchar canciones de épocas pasadas, echad un ojo a los temas de estos canadienses, que preveo (o al menos espero) que en unos años serán mundialmente conocidos y, gracias a dios, no será por demostrar que pueden decir “¡uno, dos, tres, dale!”  De momento nos tendremos que conformar con su canal de vídeos y la promesa de un disco que, yo al menos, esperaré con las manos abiertas.