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miércoles, 13 de junio de 2012

No hay título porque el metro se ha retrasado

-Bueno, bueno, bueno, ¿de qué hablamos hoy Grenouille?

+No sé, tú dirás.

-¿Qué te parece de la Eurocopa, así de primeras? Además, que ahora no pasa nada si dices que eres español y lo cantas como si te fueran a robar las cuerdas vocales, si pones tu bandera en la ventana como si el resto del año no fueras español sino neozelandés del norte (los del sur son algo más cochambrosos en esos términos), si pasas las páginas naranjas de los periódicos (las económicas queridos Adam Smith  en potencia) sólo para ver cómo quedó ayer el Dinamarca vs. Portugal, un partido de un interés supremo que a buen seguro decidió quien de los dos países es la mayor potencia mundial actual. No pasa absolutamente nada, porque ahora sí que somos todos muy españoles y no nos importan temas como el paro, la sanidad y demás parafernalia que nuestros grandísimos políticos (de cualquier opción política) se encargan de mejorar día a día. Por que  ¿a quién le puede importar la educación de su hijo si LA ROJA levanta la Eurocopa? En España las prioridades son las prioridades...

Hola, soy Adam Smith, y NO estás leyendo esto con mi voz.


+Veo demasiado politiqueo aquí. Y este blog no tiene inclinación política, que lo sepas.

-Yo no hablo de inclinación. Aquí ya no tenemos ni balanza (símbolo de la justicia... ¡ups!), pero me estoy imaginando yo a los griegos si ganan la euro todos felices y sacando las banderas. Un poquito de por favor.

+Mira, yo esta temática no la veo para un blog, mejor hablamos de, yo que sé, los dromedarios que se creen camellos.

-Humm... ya sé! ¿Por qué no hablamos de la música en la actualidad?

+Broza.

-¿Del cine en 3D?

+Pasapalabra.

-¿Del nuevo disco de Supersubmarina?

+Oye, pues no es tan mala idea, ¿sabes?

-Por supuesto que lo sé.

+Bueno y,... ¿qué te pareció?

-Se les ve más seguros de lo que hacen. Han cogido unas melodías bastante rockeras, temas cercanos al amor o, en su defecto, al no amor y lo han plasmado en, yo creo, su mejor disco sin lugar a dudas.

+A ver, a mí a veces me chirría un poco que las letras sean tan, cómo decirlo,...

-¿Tan poco dadas a la subjetividad? Sí, es cierto, pero en ese aspecto son menos indie que por ejemplo Vetusta Morla. Son diferentes estilos. Pero en lo suyo son bastante buenos ¿eh?

+¿Qué es lo mejor del disco entonces?

-Que se acabe. Eso significa que lo has escuchado entero.

+Oye, pues a mí que me medio convencieron con aquel single 'Puta Vida', creo que me lo voy a pillar.

Al final nos comimos al cámara

-...

+...

-No hay que mezclar el tocino con la velocidad.

+Po no está bueno ni ná.

-¿Qué dices hippiycolgao?

+Nada, como nada de esta entrada tiene sentido, pues te proponía hablar del metro de Madrid, capaz de subir las tarifas y, en vez de dejarlo como estaba, que estaba precioso con sus guardias, su gente corriendo, sus escaleras mecánicas detenidas que no hay nada que me joda más, pues va y encima recorta trenes y tiempo. Es que los tienen cuadrados.

-Pues más te vas a cabrear cuando sepan que han puesto con ese dinero unos aspersores anti-incendio que no mojan a los pasajeros...

+¿Y al fuego sí? ¿Qué cojones tienen dentro, agua inteligente? ¿Un Blastoise?

-Prefiero no saberlo, como diría Belén Esteban.

+...

-...

+Te gustan los silencios incómodos ¿no?

-...

+...

-Es que estaba pensado que la hemos liado. Que hemos hablado de todo y no de lo que teníamos que hablar.

+Osteoputa, es verdad. ¡Las avestruces!

Tú siempre tan oportuno, Bruno

Y hasta aquí la entrada del blog de hoy. Tal vez penséis que es una caca, que tiene forma de caca, pero no os dejéis engañar: es realmente una caca.

sábado, 9 de junio de 2012

Carlos Jean feat. Paco Martínez Soria

Siempre he sido de la opinión que como mejor escribe uno es cabreado. Al menos para el juicio y satisfacción onanista de ese uno. Termina de volcar sobre la pantalla del portátil toda su rabia e indignación, mira la obra, y sonríe pérfidamente y muy a gusto, seguidamente a un grandilocuente y afectado asentimiento de cabeza, Ajá, como quien acaba de descargar un moñigo de proporciones monumentales en su trono de porcelana. Es tanto una terapia como un laxante, y seguro que algunos lectores (si no bastantes, y eso es algo que me encabrona aún más reiteradamente) pensarán que lo que escribo a continuación no es más que eso, un moñigo. Un moñigo arbitrario, indocumentado y apestoso. Que os aproveche. 
   Hace unos días se celebró en Toledo, espléndida urbe y ciudad amantísima, el concierto de Los 40 Principales, una emisora que por lo visto es bastante célebre dentro del mundillo de las ondas. Las actuaciones se sucedieron en este orden: primero irrumpió María Aguado, oriunda de Talavera de La Reina y he de suponer que únicamente conocida por esos lares; luego vino Lagarto Amarillo, uno de los grandes exponentes del indie patrio junto a Joe Crepúsculo y El Columpio Asesino; y por último, saltó al escenario (es un decir) un dillei de bronceado espectacular y tetas como carretas, que respondía al nombre de Carlos Jean.

En serio, ¿quién es esta tía? Yo quería poner a Batman


  Tuvo también mucho protagonismo el maestro de ceremonias Toni Aguilar, empeñado en que tuiteáramos como descosidos dónde estábamos, qué bebíamos, qué escuchábamos y en qué esquina meábamos, sin preguntarse nadie, en un hiperbólico alarde de humildad y sentido común, a quién carajo le importaban tales cosas. Y mientras toqueteaba frenética sus smarfóns y sus aipás, toda la chavalería haciendo botellón en la plaza del Ayuntamiento. O eso inferí; había tanta peña ahí enlatada (dicho evento era gratis, sino de qué otro modo iba a estar yo por ahí vagabundeando) que sólo supe de la existencia de litronas y demás basura por su sorpresivo contacto con mis pies. Y al día siguiente el Corpus. Grandioso.
   De todos modos, tampoco voy a ponerme en plan "¡Defendamos el casco antiguo!", o "¡Baste ya de construir rotondas!", aunque Toledo sea la ciudad más bonita de España, porque imagino que no viene a cuento. Aquí he venido a hablar de música, que diría Paco Umbral, y de aquello en lo que se ha convertido, siempre partiendo de la base de que, en efecto, lo que hacen estos individuos sea "música".
   Igual pude tragar la voz tan bonita como falta de personalidad de María Aguado, pese a que toda la base que le acompañara en sus dos canciones (porque no tenía más, ¿no?) fuera pobremente reproducida por un ordenador; así como la actuación de Lagarto Amarillo y su pop mojabragas de toda la vida, absurdo y simplón (muy milenarista la frase Ahora luego vengo voy, que luego voy, que luego vengo). Rayos, esto es música, si entendemos por tal gentecilla que se planta en el escenario y toca/interpreta/destroza algo suyo o de otros artistas (el término, por cierto, más vejado y desprestigiado del siglo XXI) mejores que él. Con instrumentos, voces. Esas cosillas tan en peligro de extinción.

La ausencia de lagartos y robustos hutts embellece aún más esta panorámica


   Todo entraba dentro de la corrección hasta que un tío que tenía al lado, espigado, de gafas de sol conjuntadas al momento del día, peinado inefable y calzoncillos Calvin Klein (un saludo para él desde aquí, que seguro que me está leyendo) gritó: "¡Que venga el gordo, hostia, que venga el gordo!", y el gordo vino. Cargado con su botellita de Coca Cola, su heladería Famoplay tamaño familiar y, no podía faltar, su MAC. Y nada. Se pone a jugar al buscaminas y a balancear hipnóticamente sus mórbidas glándulas mamarias mientras los altavoces hacen presa de nuestras nucas y toda la multitud, a estas alturas bastante ebria, se mueve como un solo ser. Míralos, ahí, acompasando sus perreos y sus subelamanoygritaOH con los clicks y comandos de teclas de un tipo que lo mismo podría ser dillei Nano que un andoba que se acabe de sacar el grado de eso mismo. A ver, por ser constructivos: para lo que va a sonar, que pongas las grabaciones directamente y, ya que está, que Carlos Jean se entretenga en descargar porno, que aquí al lado de la catedral hay un wifi de puta madre. Primo.
   Vaya, que la experiencia del directo, del "en vivo", sodomizada y agonizante. Y eso lo veo una vergüenza. Que la forma mayoritaria de disfrutar un concierto ("concierto", los he oído llamar, sí, lo juro) se reduzca a un tipo con un ordenata emitiendo aquello tan chabacana y certeramente apodado chunda-chunda se me ofrece como un claro paradigma de lo mal que está todo. Y eso no es lo peor, porque quizá Carlos Jean sepa realmente de música y enfoque el asunto exclusivamente como el grisáceo negocio que es, sino que luego vaya la gente y le defienda todo motivada, con argumentos que le harían enrojecer la calva al mismísimo Pitbull (a quien deseo afectuosamente la muerte más horrible). "Pues son músicas diferentes", "Pues es lo que le gusta a todo el mundo, el raro vas a ser tú", "Pues andar con esas mezclas y efectos tiene el mismo mérito que una canción de rock". La última diatriba, qué duda cabe, es la más sangrante de todas, ésa que hace que a Bob Dylan le den ganas de invocar una lluvia ácida que se estrelle sobre sus putas cabezas, a los Beatles de hacerles escuchar Revolution 9 enterita y sin estupefacientes, y a Extremoduro de hacer un tambor con sus miserables escrotos.

"¿No huele como a hamburguesa? ¡Yo huelo a hamburguesa!"


   Finiquitando mi Aullido particular, ni siquiera es que esta mierda (vamos a llamar de una vez a las cosas por su nombre) sea "lo que le gusta a todo el mundo". ¿Lo que Los 40 pone y nos obliga a escuchar? Eso es más probable. El grupo Love of Lesbian ha conseguido un número 1 con su último disco, La noche eterna. Los días no vividos (reseñado en este mismo blog), pero no creo que sus canciones vayan a sonar nunca en las radios mayoritarias, en todo caso en Radio 3, junto a Los Punsetes y demás fauna, pobrecicos. Planteado esto, que no me jodan con que Los 40 pone lo que el pueblo les pide. No seáis tan cínicos, por favor. Ni tan capullos.
   Y con esto me retiro a escuchar a gente pegando gritos, no sin antes recordaros que la capacidad de discrepar es la que nos hace a todos humanos y progresistas, que los mejores móviles de siempre han sido los Nokia, y que tenéis que visitar y conocer Toledo lo antes posible. Ajá.

jueves, 24 de mayo de 2012

De Lesbianos, Noches Largas y Otras Bukowskiadas


Venía yo diciendo por uno de esos caminos que salen de Roma sólo para volver a entrar: ¿Y a quién le dedico con mi buena fe y mis actos puros una primera entrada en este blog, que, admitámoslo, tiene un deje maricón que rebosa algodón de azúcar? Y claro, me dije en tono facultativo (gran palabra y mejor persona), pues ya que tiene ese toque homosexual por qué no hablas de ese grupo del panorama indie español (però que som catalans collons!) y que el día 22 del mes que ahora nos arropa sacó nuevo disco, o discazo según la fuente off the record: Love of Lesbian.

Dejando de lado vicisitudes varias, lo cierto y verdad es que LoL se ha convertido con el paso de los años en un grupo de referencia para todo ‘independiente de espíritu’ que se precie. Sin negar que bajo mi (no tan) humilde opinión, este disco no llega al magistral ‘1999’, su anterior publicación, ‘La noche eterna. Los días no vividos’, que así es como se llama el susodicho, es un paso más en la carrera de estos ya cuarentones que mezclan tanto reflexiones poéticas con meras rimas-pasatiempo en sus letras, pero que, (uy, sí, me gustan, lo siento. Quien quiera hablar de Bisbal que se busque otro blog) siempre llegan al corazón, o, al menos, al hígado o garganta.

Love of Lesbian ha cuidado mucho más en esta ocasión el tema musical obcecado en la electrónica, sin dejar de lado el teclado y las guitarras, obviously. Como presupongo que no habéis oído ninguna de las canciones, malditos hijos de Satanás, hago un breve repaso de las que considero imprescindibles y ya pues decidimos dónde y cuán folla… que diga escuchamos el resto (broma estúpida pero, en ocasiones, efectiva). El disco se divide en dos, como los portugueses: por un lado tenemos las canciones dedicadas a esas noches sin fin que empiezan aún de día y que no acaban por más que las enjuagues con alcohol, y por otro ese hoyayer salvaje, ese ‘está amaneciendo, dormir es de cobardes’. Parece el disco sacado del infierno en el que ahora mismo escribe Bukowski o Hemingway.

De la primera parte hay que mencionar por fuerza ‘La noche eterna’ una canción que va in crescendo (me siento Haydn diciendo esto) y que me recuerda vagamente a ‘Los días raros de Vetusta Morla. Soberbias ambas para empezar un disco. Saltándome varias obras de grandes letras pero música no del todo conseguida (‘Los seres únicos’, ‘Nada’ y ‘Oniria e Insomnia’, esta última la mejor de las 3) y canciones hechas para conciertos y discotecas (‘667’ y ‘Si tú me dices Ben, yo te digo Affleck’), tengo que hacer hincapié en dos joyas de la corona: ‘Belice’ sobre el ¿drama? del enamorado que debería huir, y ‘Cínicamente muertos’, una especie de melodía crepuscular.

Y en la segunda parte vamos a ser claros. Hay que escucharlas todas: las letras de ‘Nadie por las calles’, ‘El hambre invisible’, ‘Los días no vividos’, ‘Wio’ y ‘Si salimos de esta’ son espectaculares (aquí se nota que Santi Balmes, vocalista, letrista, alma máter, genio y figura, voz populi y todo lo que se os ocurra y que suene bien del grupo, estaba en estado de gracia), pero es que encima entre la banda han compuesto unas músicas que no dejan a nadie ‘indi’ferentes. Sólo queda decir que ‘Radio Himalaya’ seguramente es la más floja y que ‘Toros en la Wii (Fantástico)’ es una canción que te sube el ánimo como Scarlett Johanson sube ‘el ánimo’.

Lo dicho rufianes de mal océano, bebed algo de whisky, sentaos en vuestra silla de escritorzuelos, poneos este disco recién adquirido a todo volumen y dejad que la noche se ciña sobre vosotros sin que Morfeo pueda hacer nada.